martes, 14 de agosto de 2012

SANTA JUANA DE LESTONNAC

Juana nace en Burdeos, Francia, en  1556. Su padre era un ferviente católico mientras que su madre era calvinista extrema. No quería que su hija fuera bautizada y siempre intentó hacerle la vida imposible. Sin embargo, Juana recibió una buena educación con los jesuitas que en aquel entonces acababan de instalarse en la ciudad de Burdeos.
La fe, combatida, se vuelve recia y valiente... La devoción a la Virgen arraiga íntima en su alma junto con un gran anhelo por sacrificar el porvenir brillante que el mundo y su posición acomodada le ofrecen, determinación que tan solo cede ante la insistencia paterna.
Contrajo matrimonio con Gastón de Montferrant Soldán de la Tray , barón de Landirás y de la Mothe con quien tuvo ocho hijos, los tres primeros  volaron muy tempranamente al cielo. Quedó viuda después de 24 años de matrimonio en 1597.  Desde ese momento tuvo el deseo de entrar en una congregación religiosa. Ingresa a un monasterio cisterciense pero debido a su frágil salud es obligada a abandonarlo.santa-juana-de-lestonnac
Inspirada por Dios y aconsejada por su confesor fundó la Orden de Nuestra Señora: la Compañía de María,  con el fin de dedicarse a la educación de niñas y jovencitas. El instituto fue aprobado por el cardenal de Burgos en 1606 no sin gustar los vendavales de la persecución,  poco después también fue aprobado por la Santa Sede. En el período de persecución solía decir: “La parte que Jesús nos da de su cruz, nos hace conocer cuánto nos ama”
En mayo de 1608, Juana y sus compañeras vistieron el hábito y empezaron a cumplir y a vivir su Regla, inspirada en la de la Compañía de Jesús.
Pronunció sus votos solemnes en 1610, cuando la orden contaba ya con 30 casas.
La enamorada de la Eucaristía, la angelical religiosa que tributaba culto tan especial al ángel de su guarda, la hija amantísima de la Iglesia y de la Virgen, a la que consagró su compañía; la madre caritativa y buena, que en épocas de epidemia daba a manos llenas los remedios adquiridos para la Comunidad entre los mendigos y los necesitados, la hija confiada en la providencia del Padre celestial, que vivió siempre pendiente de la Providencia en todas su empresas, el 2 de febrero de 1640, tras rapidísima enfermedad de dos días, rodeada de sus hijas y pronunciando con dulzura celestial los nombres de Jesús, María y José, se durmió tranquilamente en la paz del Señor, en medio de la veneración y el amor de tantas hijas dispersas por las cuarenta casas del Instituto... El 15 de mayo de 1949 Pío XII la declara santa. Sus restos permanecen incorruptos.
Santa Juana de Lestonnac bendice hoy las ciento quince casas de la Orden de la Compañía de María Nuestra Señora, que, esparcidas por todo el mundo, anhelan vivir intensamente el ideal de su santa madre fundadora: "O trabajar o morir por la mayor gloria de Dios".

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